sábado, 20 de diciembre de 2014

¿QUIÉN ES MASÓN?

ALFREDO MELGAR/Revista “La Acacia”

Dice Qohelet: «¿Qué es todo el penar y el afanarse del hombre bajo el sol? Nada, todo es una nada vacía y un hambre de viento».

Según Don Juan, el anciano brujo yoqui yucateco, «Todos los caminos son iguales: no van a ninguna parte; pero algunos tienen corazón y otros no. Cuando pienses emprender un camino, pregúntate: ¿Ese camino, tiene corazón?; si tu respuesta es sí, síguelo porque en él obtendrás fuerza. Pero si la respuesta es no, nunca lo emprendas porque te debilitará».

La vida, más allá de ilusiones cobijadas en alegorías o sueños inmortales, es un tránsito fugaz cuyo único sentido parece darlo el cómo, y no el hacia donde, ni el porqué. El fin de la vida se construye, se justifica y se resuelve en el camino. El fin son los medios, y sólo los medios dan sentido, carácter y calidad a la existencia.

La Masonería no pretende la rectitud y el perfeccionamiento ético y moral del individuo por motivos religiosos trascendentes, pues la Orden de los Constructores nunca fue una iglesia, aunque su tarea principal fuera precisamente la construcción de los templos dedicados al culto religioso.

Los Masones, herederos del Arte Real o Gran Alquimia Simbólica, adquieren conocimiento mediante herramientas razonables, y no mediante la fe o la devoción. Sus raíces se nutren en el arcano clásico, el tiempo donde el arte y la ciencia no estaban escindidos.

Las virtudes necesarias para formar parte de la Fraternidad de los Libres Constructores se describen en sus Antiguos Usos y Costumbres, y son los valores necesarios a un oficio donde lo colectivo no es la simple suma de individualidades sino su compleja articulación. En la época medieval operativa, la insolidaridad irresponsable de un obrero podía poner en peligro al conjunto de la logia, pues de la culminación exitosa de la tarea constructiva vivían obreros y familias. Un derrumbe era devastador. La noticia corría como la pólvora y no había más contratos.

En la época operativa, la iniciación ritual concluía con un doble juramento: el del obrero para con las leyes y reglamentos del gremio y de la logia; y el de todos los obreros de la logia para con su nuevo miembro, al que se comprometían solidariamente a ayudar y defender.

Pero esa iniciación ritual daba al recipiendario carácter de masón en cuanto miembro administrativo de la logia, no en cuanto obrero constructivo, pues era precisamente a partir de la iniciación cuando empezaba su aprendizaje del oficio. El masón recién juramentado era ya miembro de pleno derecho de la logia, pero como obrero era sólo un masón virtual, un proyecto de masón.

La cuestión es importante, pues define quién es masón en función del cuándo y del cómo se adquiere la condición.

Se afirma a menudo que el masón iniciado ya es masón para toda la vida, pero el asunto no parece tan claro. ¿Es masón el recién juramentado que desconoce el oficio? ¿Es masón el que conoce el oficio sin estar juramentado? Si el masón «de jure» es sólo un masón potencial inhábil para el oficio, la condición de masón integral, la única verdaderamente útil al fin constructivo, sólo se adquiere mediante la conjunción entre juramento y oficio. El francmasón se construye a sí mismo mediante el aprendizaje y la práctica del oficio después de la iniciación y no por ninguna especie de ciencia infusa durante la iniciación.

Pero si es la conjunción de la intención subjetiva -el juramento- con lo objetivo -el oficio- lo que da la condición de masón, entonces la falta de cualquiera de los dos elementos menoscaba esa condición. Quien no tiene el oficio no es del oficio aunque tenga «diploma» de tal.

Por eso la vida del francmasón es ardua y difícil; porque debe demostrar su condición, día a día, con el talante y los hechos. La Tradición Masónica lo confirma con claridad meridiana: a la pregunta ritual: «¿Sois masón?», la respuesta ritual: «Como tal me reconocen mis hermanos» no deja la menor duda: no es la calidad subjetiva, sino la demostración objetiva, la que define al masón. No soy masón porque creo serlo sino porque los demás me ven como tal.

Por eso es incierto -y muy dañino a la Orden de los Francmasones- atribuir un cierto sentido sacramental a la condición de «iniciado». El saber se aprende, no se adquiere por gracia ni inspiración. La Masonería no tiene sacerdotes, tiene maestros.

La Orden Masónica nunca fue-ni será, si permanece fiel a sus principios y postulados- una fraternidad romántica para cobijo de almas bondadosas. La Masonería nació para ejecutar en dura piedra la obra del Templo, y hoy prosigue su tarea por los aú.n más difíciles senderos del saber y la construcción del alma humana y su porvenir.

En el proceso alquímico, la luz nace de las tinieblas y la vida se nutre de muerte.

Dice Qohelet, «Lo que es, ya ha sido, y lo que ha sido, volverá. Nada es nuevo bajo el sol».


martes, 16 de diciembre de 2014

SER MASÓN EN NUESTROS DÍAS

¿Qué mueve a un hombre, suponemos que libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería?

He ahí la clave de lo que luego será la percepción que la sociedad tenga de la Masonería… Pero vayamos por orden. Para ello es necesario comenzar por definir a la Masonería ¡Que no es una ONG! ¡Ni la correa de transmisión de ideas políticas, sean cuales estas fueren¡ ¡Ni una asociación de ayudas mutuas! ¡Ni un sustitutivo de la religión! ¡Y, en ningún caso, un lobby! ¡La Masonería, QQ.’. HH.’., es una Orden Iniciática, Esotérica, Elitista y Caballeresca! Como Orden Iniciática reúne una serie de características, tanto por lo que se refiere a su organización, como por lo que respecta a la admisión de nuevos masones, al acceso de estos a la formación y a la graduación y sistema de comunicación por el que los masones llegan a adquirir, única y exclusivamente a través de su trabajo personal, los conocimientos que la Masonería pone a disposición de los que dan realmente el paso que separa al profano del auténtico iniciado. Como Orden Esotérica la Masonería ha conservado y pone a disposición de los masones que realmente lo son, los fundamentos de la Tradición Primordial que nos llega desde los antiguos Misterios.

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lunes, 15 de diciembre de 2014

Consagración del Tabernáculo Sant Antoni Abat nº 263

Tal como anunciábamos hace unos días, el sábado día 13 de diciembre tuvo lugar en Menorca la ceremonia de consagración del nuevo Tabernáculo de los Caballeros Sacerdotes Templarios del Sagrado Arco Real SANT ANTONI ABAT 263 por parte de doce Grandes Oficiales del Grand College of  The Holy Royal Arch Knight Templar Priests and Order of Holy Wisdom de York, encabezados por su máximo responsable el Grand High Priest M Ill Kt Pt Christopher Gavin Maiden.

Una vez concluida la consagración, se procedió al nombramiento de los Oficiales del Tabernáculo y, a propuesta del recién investido High Priest J.L.M., se acordó nombrar Miembros de Honor a todos los Grandes Oficiales que se habían desplazado desde Inglaterra para el evento.

Con este logro, los masones regulares de Menorca dan un nuevo impulso en su objetivo de disponer en la isla de la máxima representación de Cuerpos Colaterales y Altos Grados que permita a sus miembros seguir su formación masónica más allá de los grados simbólicos.  

La historia de la Orden de los Sacerdotes Caballeros Templarios es de fecha de los años 1700 tardios, ya que existe documentación en Irlanda bajo el Temprano Gran Campamento Irlandes de Caballeros Templarios y varias Logias Masónicas que se han reunido para conceder este grado. Desde 1812 hubo un Concilio de Caballeros Gran Cruz del Sagrado Templo de Jerusalén en Newcastle – upon – Tyne que incluyó Sacerdotes Caballeros Templarios dentro de sus grados. En 1895 se formó el Tabernáculo Real de Kent de Sacerdotes Caballeros Templarios en Newcastle, admitiendo nueve miembros de la Preceptoria Real de Kent de Caballeros Templarios. El cuerpo, consciente que todavía no había un cuerpo gobernante, se unió al Gran Concilio de los Grados Aliados Masónicos, (formado en Londres en 1880) quien dió la bienvenida a todos los grados masonicos no adscritos.

El símbolo de la Orden es un triangulo equilátero en el cual están inscritas ciertas letras importantes alusivas a los secretos de la Orden. La cabeza o el Maestro del Tabernáculo se llama High Priest (Sumo Sacerdote); bajo él hay siete Sacerdotes Caballeros representando las siete columnas y un conductor, equivalente a un diácono en el simbolismo y otros oficiales reconocibles.

La regalía está compuesta de la túnica blanca de un Caballero Templario con la cruz roja y un abrigo blanco. Los Sacerdotes Caballeros llevan una mitra con una cruz en el frente y los Sumos Sacerdotes llevan una mitra más alta con una cruz patriarcal

El rango de Gran Colegio generalmente se confiere dos años después de presidir el Tabernáculo. Los Grandes rangos se llaman columnas y se gradúan del uno (I) al siete (VII). No hay rangos intermedios de Provincia o de Distrito.

Desde 1895 la orden prosperó y en 1924 se formó el cuerpo gobernante actual, el Gran Colegio, en Newcastle-upon.Tyne. Después se cambió a York, donde sigue hasta hoy. La orden abarca todo el mundo con Tabernáculos en paises como Australia, Nueva Zelanda, Hong Kong, Africa del Sur, Canada, Singapur y Malasia y el Caribe. La Orden se reparte en Distritos, cada uno bajo el control de un Gran Superintendente.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Tabernáculo SANT ANTONI ABAT nº 263

El sábado 13 de Diciembre del 2014 tendrá lugar en Menorca la consagración del Tabernáculo SANT ANTONI ABAT Nº 263 de los CABALLEROS SACERDOTES TEMPLARIOS DEL SAGRADO ARCO REAL por Oficiales del Gran College de York.

Gracias al esfuerzo de algunos masones locales en posesión de este alto grado, junto a la inestimable colaboración y asistencia de otros hermanos de fuera de la isla, tendremos en honor de ser la sede del primer Tabernáculo de esta Orden en Baleares y el 6º en toda España .

La Orden de los Caballeros Sacerdotes Templarios del Sagrado Arco Real, también llamada Orden de la Sagrada Sabiduría, es una orden eminentemente cristiana, reservada a masones que hayan pasado por la Veneratura de una logia simbólica, que sean miembros de un Capítulo del Arco Real y de una Preceptoría de Caballeros Templarios. De hecho, se puede decir que es la culminación del grado templario y uno de los más altos que se puede obtener a través del rito de York o de Emulación.