lunes, 29 de junio de 2015

SER MASÓN EN NUESTROS DÍAS

¿Qué mueve a un hombre, suponemos que libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería?

He ahí la clave de lo que luego será la percepción que la sociedad tenga de la Masonería… Pero vayamos por orden. Para ello es necesario comenzar por definir a la Masonería ¡Que no es una ONG! ¡Ni la correa de transmisión de ideas políticas, sean cuales estas fueren¡ ¡Ni una asociación de ayudas mutuas! ¡Ni un sustitutivo de la religión! ¡Y, en ningún caso, un lobby! ¡La Masonería, QQ.’. HH.’., es una Orden Iniciática, Esotérica, Elitista y Caballeresca! Como Orden Iniciática reúne una serie de características, tanto por lo que se refiere a su organización, como por lo que respecta a la admisión de nuevos masones, al acceso de estos a la formación y a la graduación y sistema de comunicación por el que los masones llegan a adquirir, única y exclusivamente a través de su trabajo personal, los conocimientos que la Masonería pone a disposición de los que dan realmente el paso que separa al profano del auténtico iniciado. Como Orden Esotérica la Masonería ha conservado y pone a disposición de los masones que realmente lo son, los fundamentos de la Tradición Primordial que nos llega desde los antiguos Misterios.

Como Orden Elitista la Masonería pretende recibir en su seno y formar como masones a aquellos que procuran vivir de acuerdo con valores espirituales, éticos y morales que les convierten en auténticas elites sobre las que descansa el futuro de la humanidad, en un mundo en el que lo que prima son los valores terrenales, fundamentados sobre el materialismo y el poder. Aun en la esperanza de que no sea necesario, puntualizaré que para la Masonería, el concepto elitismo no guarda relación alguna con la estirpe familiar ni con nada ligado al mundo de lo físico.

Como Orden Caballeresca, la Masonería entiende y trabaja, a través de la acción individual de los auténticos masones, por la consecución de un mundo finalmente liberado de poderes fácticos, definitivamente de espaldas a cuantos pretenden imponer dogmas y creencias, libre de todo tipo de demagogos, dictadores y dictaduras. Un mundo en el que el servicio a la causa de la humanidad, sea la guía que oriente la vida de los hombres. Ideal y fin de la Masonería por el que trabajan los auténticos masones sin esperar ni recibir más recompensa que la satisfacción del deber cumplido, al entender que cada uno de nosotros no es sino un simple eslabón en la evolución de la humanidad. Un eslabón de la larga cadena que nos une con aquellos iniciados que hace muchos siglos comenzaron el largo camino, y con los que en un lejano futuro alcanzarán la meta. ¿Qué mueve a un hombre, suponemos que libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería? Los enemigos de la Masonería, temerosos de que la verdad acabe con el poder que obtienen y mantienen a través de la explotación de la ignorancia y la superstición, por mediación de campañas de desinformación sobre el ser, fines y principios de la Masonería, unidas a las de calumnias, difamación e injurias sobre la Masonería y los propios masones, difundidas y mantenidas durante siglos a través de los poderosos medios que controlan, han hecho que nuestra Orden aparezca ante el mundo como una estructura oculta que mueve los hilos de la historia.

Falacias con las que desde hace siglos se bombardea a diario a las almas cándidas, han acercado a la Masonería a todo tipo aventureros que llegan buscando ese poder material que achacan a nuestra Orden quienes realmente lo detentan. Está claro que a cuantos se hacen iniciar así motivados, no les mueve la Masonería ni sus ideales, sino las propias ambiciones personales y profanas. Son los que pretenden convertir a la Masonería en el soporte de sus carreras políticas, de sus negocios, de sus ambiciones materialistas. Son, también, los que dan autoridad a las campañas de desinformación, a las calumnias, a la difamación a la que está permanentemente sometida la Masonería y, con ella, los masones. Pero no siempre son malvados amorales los que dañan a la Masonería, los que retrasan el avance ético, espiritual y moral de los masones.

Llegan con frecuencia a nuestras puertas, y desgraciadamente las franquean, profanos con una idea equivocada de la Masonería; son los que la creen una ONG, un sustituto de la religión, una simple vía para practicar la caridad, un sitio donde hacer amigos, un divertimento, una excusa para salir de casa, la alternativa al sillón del psiquiatra, etcétera.

Por lo general no son malas gentes, no buscan medrar, simplemente portan sus errores y pretenden cambiar a la Masonería para adaptarla a sus ideas preconcebidas, transformándose con ello en uno de los más graves canceres que padecemos. ¿Entendéis ahora, mis QQ.’. HH.’., por qué distingo y me refiero repetidamente a los masones que realmente lo son? Ser masón en nuestros días comporta una actitud ante la vida que convierte en auténtica élite al que ha recibido los benéficos de la iniciación masónica. Élites, no lo olvidemos, son todos aquellos que en un mundo donde reina la materia, la envidia, el interés personal y el rencor, dedican al menos una parte de sus vidas a formarse, a evolucionar espiritual, ética y moralmente, y lo hacen desprovistos de ambiciones bastardas. Élites son todos aquellos que dedican una parte de sí mismos a los demás, sin esperar otra recompensa que la satisfacción de su propia evolución y la de haber obrado bien; sabiendo, y actuando en consecuencia, que obrar bien no es solo no hacer directamente el mal, sino no permitir, por acción u omisión, que alrededor de uno mismo se obre mal, o lo que es lo mismo, no admitir que impunemente se obre contra las leyes, contra la moral, contra los derechos de los demás, contra el orden legítimamente establecido, contra los principios que defendemos.

Ser masón en nuestros días es asumir que tras la iniciación masónica se abre una vía al conocimiento, un camino hacia la luz que en la ceremonia de la Iniciación pedimos para el iniciando los que pocos minutos después seremos sus HH.’.. Una vía, un camino, que no es fácil de recorrer. Cuando al final de la dicha ceremonia nos ordenan que cincel y mazo en mano golpeemos por tres veces en la piedra bruta situada a los pies de la columna B, nos están indicando el que a partir de ese día habrá de ser el trabajo al que dediquemos en adelante nuestras vidas ¡Trabajar en nosotros mismos hasta suprimir cada imperfección! La meta del masón es convertir la piedra bruta que es él mismo al llegar desde el mundo profano, en el sillar perfectamente escuadrado y pulido que, de lograrlo, se inserirá en el Templo que la Masonería pretende construir para la Humanidad.

Ser masón en nuestros días es no pretender modernizar la Masonería, ni adaptarla a nuestras propias ideas; por el contrario, el auténtico masón se conforma a las leyes de la Orden, a sus tradiciones, a sus usos y costumbres. Ser masón en nuestros días es no ambicionar grados, ni títulos, ni oficios, ni honores. El masón que lo es realmente cumple con su trabajo y si sus HH.’. consideran que debe ser admitido en una Cámara en la que sus obligaciones serán otras, asume con humildad las nuevas responsabilidades que adquirirá en el desarrollo de la Obra.

Ser masón en nuestros días significa que si a un masón, que lo sea de verdad, sus HH.’. le eligen para desempeñar algún oficio determinado, antes de aceptarlo medita muy bien si está formado para desempeñarlo en beneficio del Taller y de la Obra; si se considera preparado y dispuesto, se conforma a la voluntad de sus HH.’.; y si no lo está o no dispone de tiempo para cumplir con las obligaciones que el oficio comporta, renuncia, pues cualquier función que se realiza en Logia, cualquier oficio que se desempeña, forma Ser masón en nuestros días es no odiar al mal masón, procurando corregirle fraternalmente, más estando siempre atento a que el mal ejemplo no influya en los HH.’. más jóvenes. Al autentico masón no le tiembla el pulso ni le flojea en ánimo cuando hay que apartar a los que entraron en la Masonería pero la Masonería no ha entrado en ellos. No lo duda cuando hay que cerrar las puertas del Templo a los que trasladan sus ambiciones, soberbia y vicios al ámbito de la Logia, contaminándola así con el mundo profano.

En el Or.’. de Madrid, VV.’. del Manzanares, el quinto día del mes de noviembre de 2005, e.’. v.’.. R.’. H.’. Miguel Angel de Foruria y Franco, M.’. M.’.

Fuente: http://www.diariomasonico.com/planchas/ser-mason

LA ENSEÑANZA INICIÁTICA.

¿En qué se distingue la enseñanza iniciática de la enseñanza profana? Muchos, que no se dan cuenta de lo que debe ser realmente la enseñanza iniciática, no ven en ella nada más que el empleo del simbolismo.

Ahora bien, esos, que no consideran las cosas más que de una manera completamente superficial, y que se detienen en las apariencias y en las formas exteriores, no comprenden de ninguna manera la razón de ser y la necesidad del simbolismo, que, en estas condiciones, no pueden encontrar sino extraño y por lo menos inútil. Suponen, en efecto, que la doctrina iniciática no es apenas, en el fondo, más que una filosofía como las demás, un poco diferente, sin duda, por su método, pero en todo caso nada más, ya que su mentalidad está hecha del tal modo que son incapaces de concebir otra cosa; y es muy cierto que, por las razones que hemos expuesto más atrás, la filosofía no tiene nada que ver con el simbolismo e incluso se opone a él en un cierto sentido.

Hay también otra manera de considerar la enseñanza iniciática que apenas es menos falsa que esa, aunque aparentemente sea todo lo contrario: es la que consiste en querer oponerla a la enseñanza profana, como si se situara en cierto modo en el mismo nivel, atribuyéndola como objeto una cierta ciencia especial. Ahora bien, si la enseñanza iniciática no es ni el prolongamiento de la enseñanza profana, como lo querrían unos, ni su antítesis, como lo sostienen los otros, si no constituye ni un sistema filosófico ni una ciencia especializada, es porque en realidad es de un orden totalmente diferente. Si las concepciones iniciáticas son esencialmente diferentes de las concepciones profanas, es porque proceden ante todo de una mentalidad diferente.

El simbolismo es como la forma sensible de toda enseñanza iniciática; un lenguaje más universal que las lenguas vulgares. Así, el símbolo, para el que llega a penetrar su significación profunda, podrá hacerle concebir incomparablemente más que todo lo que es posible expresar directamente; es también el único medio de transmitir, tanto como se puede, todo cuanto de inexpresable constituye el dominio propio de la iniciación, o más bien, para hablar más rigurosamente, de depositar las concepciones de este orden en germen en el intelecto del iniciado, que deberá después hacerlas pasar de la potencia al acto, desarrollarlas y elaborarlas por su trabajo personal, ya que nadie puede hacer nada más que prepararle para ello trazándole, mediante fórmulas apropiadas, el plan que, a continuación, tendrá que realizar en sí mismo para llegar a la posesión efectiva de la iniciación que no ha recibido del exterior más que virtualmente.

En eso es donde reside el verdadero secreto iniciático, que es inviolable por su naturaleza y que se preserva por sí mismo contra la curiosidad de los profanos, y del que el secreto relativo de algunos signos exteriores no es más que una figuración simbólica. Este secreto, cada uno podrá penetrarle más o menos según la extensión de su horizonte intelectual, pero, aunque le haya penetrado integralmente, no podrá comunicar nunca efectivamente a otro lo que él mismo haya comprendido de él; todo lo más, podrá ayudar a llegar a esta comprehensión únicamente a aquellos que son actualmente aptos para ello.

Por consiguiente, todo ser tiende, conscientemente o no, a realizar en sí mismo, por los medios apropiados a su naturaleza particular, lo que las formas iniciáticas occidentales, apoyándose sobre el simbolismo «constructivo», llaman el «plan del Gran Arquitecto del Universo», y a concurrir con ello, según la función que le pertenece en el conjunto cósmico, a la realización total de este mismo plan, la cual no es en suma más que la universalización de su propia realización personal.

La enseñanza iniciática, exterior y transmisible en formas, no es en realidad y no puede ser más que una preparación del individuo para adquirir el verdadero conocimiento iniciático por el efecto de su trabajo personal. También se le puede indicar la vía a seguir, el plan a realizar, y disponerle a tomar la actitud mental e intelectual necesaria para llegar a una comprehensión efectiva y no simplemente teórica; también se le puede asistir y guiar controlando su trabajo de una manera constante, pero eso es todo, ya que nadie más, aunque sea un «Maestro» en la acepción más completa de la palabra, puede hacer este trabajo por él. Lo que el iniciado debe adquirir forzosamente por sí mismo, porque naie ni nada exterior a él puede comunicárselo, es en suma la posesión efectiva del secreto iniciático propiamente dicho;

Extractado de: René Guénon, Apercepciones sobre la Iniciación, capítulo XXXI.

Fuente: http://www.diariomasonico.com/cultura/simbologia/ensenanza-iniciatica

viernes, 19 de junio de 2015

Canal de YOU TUBE de la GRAN LOGIA de ESPAÑA.

https://www.youtube.com/user/GranLogiaEspana

TRADICION HERMETICA Y MASONERIA.

FEDERICO GONZALEZ

En el antiguo manuscrito masónico Cooke, (circa 1.400) de la Biblioteca Británica, se lee en los párrafos 281-326 que toda la sabiduría antediluviana fue escrita en dos grandes columnas. Después del diluvio de Noé, una de ellas fue descubierta por Pitágoras, la otra por Hermes el Filósofo, los cuales se dedicaron a enseñar los textos allí grabados. Esto se encuentra en perfecta concordancia con lo atestiguado por una leyenda egipcia, de la que ya daba cuenta Manethon ­según el mismo Cooke­ vinculada también con Hermes. 
Es obvio que esas columnas, u obeliscos, asimilados a los pilares J. y B. son las que sostienen el templo masónico ­y a la vez permiten el acceso al mismo­ y configuran los dos grandes afluentes sapienciales que nutrirán la Orden: el hermetismo que asegurará la protección del dios a través de la Filosofía, es decir del Conocimiento, y el pitagorismo que dará los elementos aritméticos y geométricos necesarios, que reclama el simbolismo constructivo; se debe considerar que ambas corrientes son directa o indirectamente de origen egipcio. Igualmente que esas dos columnas son las piernas de la Madre logia, por las que es parido el Neófito, es decir por la sabiduría de Hermes, el gran iniciador, y por Pitágoras el instructor gnóstico.

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jueves, 18 de junio de 2015

LA SIMBOLICA DE LA FRANC-MASONERIA

FRANCISCO ARIZA


En esta revista dedicada a la simbólica universal, no podían faltar algunas reflexiones sobre el importante simbolismo de la Masonería, la cual representa, junto a la tradición Hermética-Alquímica, la única vía iniciática no religiosa que pervive todavía en Europa y su área cultural de influencia. Y esto es así a pesar de que en la actualidad bastantes masones no conocen, o al menos conocen de forma muy limitada, el carácter simbólico e iniciático de su Orden. Algunos llegan incluso a negar ese aspecto esencial de la misma, creyendo que ésta sólo persigue fines sociales y filantrópicos. Incluso hay otros que sólo ven en la riqueza simbólica de la Masonería una fuente inagotable en donde alimentar sus propias fantasías "ocultistas", tan de moda hoy día. Sin duda, esta suplantación de los verdaderos fines de la Masonería y, por consiguiente, la infiltración de las "ideas" profanas, sólo podía suceder en una época que, como la nuestra, vive sumida en la más profunda oscuridad intelectual y espiritual como nunca se había conocido hasta ahora. 

Debemos aclarar que aquí se va a hablar de la Masonería tradicional, es decir, de aquélla que mantiene vivos y permanentes, a través de los símbolos, los ritos y los mitos los lazos con las realidades cosmogónicas y metafísicas emanadas de la Gran Tradición Primordial, de la que la Masonería es (en verdad) una ramificación. A nuestro entender, y considerada de esta manera, la Masonería, al igual que cualquier otra organización tradicional, ofrece al hombre caído e ignorante los elementos necesarios para llevar a cabo su propia regeneración y evolución espiritual.

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miércoles, 3 de junio de 2015

LOS RITOS EN LA FRANCMASONERIA

La Francmasonería siendo una Orden Inicíatica , se apoya en Ritos cuyas raíces nos vienen de los tiempos más antiguos. El Rito consiste en el conjunto de reglas y ceremonias constituyendo un todo, coherente y definido en diferentes grados. Aprendiz, Compañero y Maestro por ejemplo, para los tres que componen la Francmasonería ‘azul’ o Francmasonería Simbólica.

El conjunto de Ritos masónicos ha sido codificado y ha evolucionado con el tiempo para corresponder con la evolución misma de las sociedades y hombres que las componen. Los rituales definen así las prácticas específicas de cada Rito, para la apertura y cierre de los Trabajos en Logia, por ejemplo, en cada grado, así como las ceremonias particulares de cada uno de éstos: Iniciación de un profano, paso de Aprendiz a Compañero y elevación de Compañero a Maestro. Por tanto, se puede decir que cada ritual y ceremonia componen el Rito en su conjunto, dentro de la Francmasonería Simbólica.

Los Ritos masónicos no tienen jerarquía y no se podría decir cual es mejor que otro. Cada uno de ellos corresponde a una sensibilidad y una aproximación particular a la historia de la espiritualidad. Pero sí tienen todos en común los principios fundamentales de la Francmasonería, tales como la Tolerancia, el amor de la Humanidad y la búsqueda de la verdad.

Las Logias de la Gran Logia de España practican principalmente los siguientes Ritos:

- Rito Escocés Antiguo y Aceptado
- Rito de Emulación
- Régimen Escocés Recificado
- Rito de York
- Rito Francés

¿Qué es un Rito?

La palabra latina Ritus de donde se ha tomado la traducción rito significa ‘una práctica’ o ‘costumbre aprobada’ o una ‘observancia exterior’. Vesio la deriva por transposición del griego, de donde procede y significa literalmente ‘una senda hollada’, y, metafóricamente, ‘una costumbre de larga duración’. Como término masónico su aplicación es, por lo tanto, aparente. Significa el método de conferir luz masónica por una colección y distribución de grados. Es, en otras palabras, el método y orden observados en el gobierno del sistema masónico.

El sistema original de la Masonería Especulativa consiste únicamente de tres Grados Simbólicos. Tal era la situación de la Francmasonería en el año 1717, en el momento que se conoce en Inglaterra como Renacimiento del Arte . Por consiguiente éste fue el Rito original o práctica aprobada, y de este modo continuó en Inglaterra hasta el año 1813, época en que se efectuó la unión de las dos Grandes Logias, y en que “el Santo Arco Real” se declaró que formaba parte del sistema.

Pero en el continente europeo la organización de los nuevos sistemas principió en una época anterior, y por la invención de los que se conocen como grados superiores se estableció una multitud de Ritos. Todos éstos están de acuerdo con un Rito esencial e importante. Fueron establecidos bajo la base de los tres grados simbólicos, los que en todo caso constituyeron la base fundamental en la que fueron establecidos. Su designio era la expansión y desarrollo de las ideas masónicas contenidas en estos grados. Los grados de Aprendiz, de Compañero Masón y Maestro formaban el pórtico por el cual todo iniciado debía pasar que pudiese obtener entrada en el interior del templo que había sido erigido por los fundadores del rito. Ellos constituían el texto, y los grados superiores el comentario.

De aquí proviene la ley, que cualquiera que sea la constitución y enseñanzas de cualquier Rito respecto a los grados superiores que le son peculiares, siendo los tres grados simbólicos comunes a todos los Ritos, el Maestro Masón, en cualquiera de los ritos puede visitar y verificar sus labores en la Logia del Maestro de cualquier otro Rito. Únicamente hasta después que ha pasado el grado es cuando el privilegio exclusivo de cada Rito principia a ejercer su influencia.

Pero ha habido algunos de ellos que han subsistido únicamente por la influencia de sus autores, y han desaparecido tan pronto como la energía paternal que los creaba dejaba de existir. Otros han tenido una existencia más permanente y continúan aún viviendo en la familia masónica, suministrando únicamente métodos diversos de adquisición de conocimientos con el mismo gran fin la adquisición de la Verdad Divina por la Luz masónica. Ragón en su obra Tulier General, nos proporciona los nombres de ciento ocho, bajo títulos diferentes de Ritos, Ordenes y Academias. Pero muchos de éstos, no son masónicos, siendo únicamente de carácter social, político o literario. 

En Masonería ningún Rito tiene supremacía sobre otro y si el Rito ha sido reconocido, el hermano lo es de todos los Masones del Universo.

Fuente:   http://gle.org/los-ritos/

martes, 2 de junio de 2015

GARCIA LORCA, UN MASON LLAMADO HOMERO.


Molina Fajardo publicó documentos sobre la pertenencia a la masonería del poeta. Los masones que ejercieron de enterradores en Víznar señalaron el lugar en el que fue sepultado

Hace unas semanas se daba noticia a todo trapo de un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada en el que se revela que Federico García Lorca fue asesinado junto a otra persona y define al poeta como "socialista y masón", a la vez que le atribuye "prácticas de homosexualismo". Simplemente es la certificación oficial del régimen franquista, una de las pocas explicaciones oficiales del asesinato del poeta. Por lo demás, ya había informes, algunos de ellos publicados por el periodista y falangista Eduardo Molina Fajardo en su libro póstumo Los últimos días de Federico García Lorca. Se expresan las mismas causas y se reitera la condición de masón de Lorca. 

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BARCELONA, TIERRA DE MASONES

No son ateos ni son una secta. Tampoco quieren dominar el mundo. Los masones son muchas cosas que no sabíamos y no son tantas cosas que solíamos creer.

El periodista Carlos Mesa, fundador de Planeta Insólito, nos espera en la entrada de laBiblioteca Arús, en el 26 del Passeig de Sant Joan. Será el augur que nos mostrará una Barcelona desde una faceta poco conocida, pero no por eso menos pertinente: en la ciudad viven más de 1500 masones, la mayor concentración de toda España.

La única biblioteca masónica de la ciudad es un tesoro. Fue una de las pocas que pudo salvar todos sus libros de las quemas del Franquismo, gracias a un comisario que formaba parte de la masonería  y que hizo todo lo posible para que nadie tocara nada.

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