Antes de entrar a exponer el siempre interesante tema para nosotros, de lo que
puede y debe aportar la masonería escocista, si es que tiene o puede realmente
aportar algo, partiendo de la premisa de que la masonería propugna un
constructivismo individual (ayuda a edificar nuestro templo individual) un
constructivismo ético y un constructivismo social (al pulir cada una de las
piedras individuales estamos dando el
primer paso para la el evación del edificio social) es menester, realizar un análisis
tanto de la situación actual de la sociedad, como del
estado y vigencia de los valores de la filosofía escocesa.
Antes de continuar, hemos de
significar que como masones escocistas no pretendemos ninguna revolución política
ni social al uso histórico, sino ir puliendo cada una de nuestras
personalidades, para después proyectarlas en los otros, como única forma de
mejorar posteriormente el edificio
social.
Como dice muy bien un aparte de
nuestros rituales “Aquí no estamos en la línea de los filósofos utópicos. Aquí queremos
filosofar sobre el mundo para
transformarlo. Quienes somos miembros de la Orden Masónica Escocista
debemos buscar un mundo mas justo y libre, defendiendo los valores de la
igualdad y la libertad sobre todas las cosas. El proceso iniciático tiene que
conducir a los adeptos involucrados a luchar por estos valores, mediante una
conducta inspirada en la rectitud y la honestidad...”
Es evidente que hemos de observar
la realidad social circundante para con nuestro papel
individual y preparación masónica influir en la misma. Para mí, es evidente que
el R.E.E.A, a diferencia de otros
ritos, propugna siempre un perfeccionamiento o formación de la persona, pero en
rel ación “con el
otro”. No podemos vivir fuera del
mundo, al abrigo del taller, sin ser
impactados por lo que ocurre. Es necesario interactuar. El paradigma masónico
va desde lo individual a lo colectivo.
Hay que tener siempre presente
que la masonería en su definición mas primigenia es una “sistema peculiar de
moral….” que lleva al iniciado a la conformación de un individuo libre,
critico, autónomo y fraterno que pretende vivir en una sociedad (y ahí entra el escocismo, con sus ideas de la soberanía,
representación, control del poder,
etc.) que sueña libre, igual, fraterna, en definitiva profundamente humana. No
en vano la masonería escocista es humanista y social y desde su inicio ha
tenido una dimensión social y universalista.
No hay que olvidar que la Francmasonería se
ocupa del hombre en su totalidad, pues
mientras en las Logias simbólicas se ocupa de su individualidad, en los Altos
Grados atiende a la dimensión social,
sin olvidar que esta debe servir al mayor desarrollo de las posibilidades del individuo. El problema del
otro es mi problema.
La masonería se propone el arte de construir el
templo ideal, siempre por acabar, y es labor de todos los hermanos escocistas
aportar una piedra bien pulida a la construcción del
templo social ¿pero cómo debe estar pulida esta piedra en la actualidad y en la
sociedad en la que vivimos?
¿Y en qué sociedad vivimos? Pues a mi entender en una sociedad de fin de
era, de finalización de un ciclo, época de transición, de entierro de los
grandes rel atos, sin valores
globales, desmesurado sentido utilitario, afán de poder, donde la codicia, el beneficio y la satisfacción pronta y fácil se
convierte en el único valor, donde el ciudadano
se convierte solo en un consumidor y el
pueblo en una marca
Estamos en una sociedad
desorientada, que da bandazos, cuyo único Dios parece ser el beneficio económico y que carece de proyectos ilusionantes
donde los valores de la Ilustración
que se introdujeron en nuestras Constituciones, se están convirtiendo en
meramente nominales, donde las grandes
palabras están vacías de contenido.
En las postrimerías del siglo pasado se quebrantaron todas nuestras
certezas acerca de la sociedad, la historia y la humanidad. No solo están en
revisión las grandes verdades rel igiosas
(que paradójicamente dan lugar a cada día más fuertes reductos
fundamentalistas, sino los valores laicos de la Ilustración que
conformo la sociedad contemporánea y que eran los valores preconizados por la
masonería (no hay que olvidar que el
inicio de la masonería especulativa es previa y coetánea a la Ilustración y que la
mayor parte de los enciclopedistas y otros filósofos de la época, Locke, Diderot,
D. Alambert, Hel vetius, Voltaire, Kant,
Hegel, etc., fueron masones. Vivimos el
apogeo de lo efímero, de lo inmediato, todo se convierte en mercancía (salud,
educación, etc.) y se sujeta al valor del
mercado.
A partir de la caída del muro de Berlín y del
fin del equilibrio de la era
atómica, se refuerza la idea de la postmodernidad, produciéndose
transformaciones radicales que dan lugar a:
-total desregulación del mercado
-desindustrialización
-pase del
capitalismo productivo (donde se valoraba el
esfuerzo y la creatividad emprendedora) a un capitalismo financiero en algunos
casos con visos de casino global.
-socialización del sexo y aparición de nuevas formas de familia
(monoparental, gay, polimorfa).
-multiculturalismo.
-paradoja de la utilización de la
ciencia, técnica y cultura como herramientas de dominación en lugar de
emancipación.
-fundamentalismos rel igiosos.
-desarmonía entre globalización y
localización
-nacimiento del paradigma ecológico
-super-cultura el ectrónica. Vida en la red.
-sociedad de la satisfacción que
precisa para subsistir (Ruiz Soria dixit) de un tipo antropológico de individuo
enfocado al consumo inmediato y al diferimiento de los costes y rentabilidad de
su acción (Galbraith)
Además nos encontramos ante
enormes desafíos que dicen en rel ación
con la destrucción ecológica, la deforestación, el
aumento de la temperatura, el
aumento demográfico incontrolado, etc., y que aumentan si cabe el caos y la desorientación de la humanidad.
Todo el lo
ha dado lugar a que nos encontremos con la paradoja que a mayor información,
hay mayor ignorancia, a mayor educación formal, hay mayor desculturización, a
mayor libertad formal, hay mayor dependencia y falta de criterio y autonomía y de
el lo se deriva la enorme intolerancia,
insolidaridad, egoísmo, codicia y corrupción que caracterizan las sociedades
actuales. Total falta de espíritu critico (ahí tenemos mucho que decir) y
disminución ostensible del espíritu
cívico. Vivimos en el reino de la
mentira establecida (Paris).
La razón técnica ha sustituido a
la razón moral (piedra angular de la verdad) y el
hombre actual, en palabras de Salvador Giner “ha perdido las prioridades morales“. El hombre de principios del siglo XXI es esencialmente individualista y
hedonista, preocupado solo de su esfera individual e inmediata, despreocupado
de lo colectivo y del futuro de la
humanidad (consume y agota al máximo los recursos actuales, sin importarle el porvenir) adhiriéndose a cualquier moda intel ectual, publicitaria, social, etc. para acabar por
abandonarla al día siguiente. Estamos asistiendo impasibles o impotentes ante
una autentica crisis de valores.
En un mundo que corre hacia la
globalización brutal, donde la multiculturalidad nos transforma nuestra vida
cotidiana, el hombre post-contemporáneo
no halla respuestas por ningún lado y es ahí donde la capacidad mediadora que
supone el método masónico cobra
especial vigencia, puesto que la masonería escocista pretende mantener su vocación mundialista y es evidente que
tenemos que trabajar para mantener valores transcendentales. Cuando la sociedad
ve esta confusión, cuando la angustia del
hombre crece sin ser atendida, la masonería debe ser una esperanza, un sitio de
reflexión, un ejemplo, una guía espiritual hacia la libertad y la justicia.
El método masónico escocista nos
permite “una nueva mirada ilustrada de la realidad,” esta última acepción, en
palabras de Jurgen Habermas.
Como señalo el pensador Zygmart Bauman, nos hallamos ante una “modernidad
liquida” en que nuestros antiguos ídolos, valores y mecanismos de control
social han desaparecido, sin ser sustituidos por unos nuevos , lo que provoca
un autentico desconcierto. El hombre está , hoy mas que nunca, aislado, en una
sociedad atomizada y el lo hace que
se torne liviano y cree en su entorno el
fundamentalismo.
Martin Luther King señaló muy
acertadamente que “los medios por los que vivimos han
distanciado los fines para los que vivimos. Nuestro poder científico ha
sobrepasado nuestro poder intel ectual.
Hemos tel e-dirigido misiles, pero
hemos extraviado a los hombres“.
En palabras del pensador Edgar Morin estamos en un cosmos movido
únicamente por cuatro motores:
-
Ciencia
-
Técnica
-
Economía
-
Afán de lucro
Si nos fijamos bien en la
historia de la humanidad, observamos que hemos avanzado infinitamente en ciencia,
tecnología, salud etc., pero en los temas fundamentales del
hombre y de la sociedad seguimos
estando, en muchos casos en los albores
de nuestra civilización…. Nos seguimos planteando las mismas preguntas y nos
hallamos con las mismas respuestas que nos dieron los presocráticos y otros
filósofos de la antigüedad…. Las ciencias físicas han avanzado muchísimo mas
que las humanas. Hay que destacar la
enorme complejidad de nuestro sistema de interacciones sociales, frente a la fácil
rel ación con las cosas. Lo
verdaderamente complicado es tratar con el
otro. Como sabemos que la historia es cíclica, vendrá otro ciclo y es ahí donde
hemos de procurar que sea sustancialmente mejor.
Como dice el
filósofo Carlos París en su obra Ética radical. Los abismos de la actual
civilización: ”Vivimos desde hace tiempo bajo el
imperio de una economía, en cuyo funcionamiento la droga, los armamentos y la
prostitución constituyen la fuente mas importante de negocios….La realidad que
es preciso afrontar es la perversión moral que penetra la sustancia de nuestra
organización social, económica y política……Un mundo en el
que mil millones de seres humanos son azotados por el
flagel o del
hambre, mientras el gasto militar,
según el SIPRI con 1464 billones de
dólares multiplica por ciento noventa el dedicado a la lucha contra tal flagel o. Y en que
la mente de los ciudadanos, lejos de ser libre, está troquel ada por el
poder de los grandes medios de comunicación y de la industria cultural, que al
servicio de los intereses de las minorías en el poder presentan este
mundo como el mejor de los posibles,
tratando de estrangular los intentos por transformarlo. Mientras la destrucción
de la biosfera por una industria y unas formas de vida ciegas para el presente y mas aun, para el
futuro prosigue su avance. Si un día escribió Nietzche: “crece el desierto”, hoy es mucho mas cierta y amplia
tal afirmación. Crece el desierto no
solo de la realización humana, sino en el
sentido literal, físico, cercando el
ámbito de la vida. Es precisa una profunda renovación de nuestra ética. Un
replanteamiento que nos permita no solo condenar la inmoralidad reinante, sino
lo que es decisivo comprender sus raíces
y arrancarlas…La corrupción del
mundo actual clama por el discurso
ético.
Haciendo mías las reflexiones de
Virginio Salinas, digo con sus palabras que “A principios del siglo XXI,
cuando los planes de reapropiación de valores parecen haberse derrumbado, tanto
si eran proyectos revolucionarios de emancipación como apuestas de
reconstrucción filosófica, espiritual, ideológica o política, a tal punto que
se habla de un movimiento post-humanístico, justo cuando eventos trágicos
derriban puntos de referencia y desacreditan la hipótesis de un “fin de la
historia” cuando las sociedades se movilizan en busca de nuevas éticas, nuestra
Orden masónica no puede ahorrarse una reflexión prospectiva y filosófica que se
empeñe en encontrar una respuesta a la pregunta ¿hacia donde se dirigen los
valores?. Todavía para Voltaire, en el
siglo de la Ilustración ,
no cabía ninguna duda “solo existe una moral, al igual que solo existe una
geometría”.
Y como decía Max Weber “una
concepción del universo, no puede
excluir los valores. Son estos los que otorgan un sentido a la vida humana
porque en la trama en la cual teje su explicación, la concepción del universo, el los marcan las metas que hacen posible la marcha
ascendente del hombre en su eterna
búsqueda del ideal” y esto es
fundamental en un momento de fragmentación del
todo, disolución de cualquier canon, ironización de las grandes convicciones,
permanente crisis de identidad, denuncia a cualquier profundidad, denunciada como
metafísica y esencialista, destrucción de las razones para cualquier compromiso
fundamental…si la sociedad postmoderna se
halla estructurada alrededor de la tradición de solidaridad y la búsqueda de
modalidades cada vez mas incluyentes de justicia social y de formas de
comunicación participativa, que políticamente se concreten en la democracia
social participativa, de abajo hacia arriba, abierta a las diferencias y a la
comunicación de las auténticas subjetividades que irán a construir las fuerzas
de un nuevo orden social y de un nuevo sentido social …” dicho esto último
en palabras del Profesor Marquez
Fernandez en su obra “ Modernidad y Postmodernidad. Entre el humanismo histórico y la razón escéptica.”
Ante este panorama, ¿qué puede aportar el
REEA a los valores del siglo XXI?
Creo que no hay tarea más masónica
escocista, que el llevar a la práctica
de forma real y profunda los valores de la Ilustración en el siglo actual, hoy completamente rel egados.
Ante todo no hay que olvidar que
la masonería escocista, es en gran parte por su condición político-social (en
mayúsculas) fiduciaria de los valores de sus antecesores (los de la
Ilustración) tiene el deber de hacer
realidad estos principios que aunque nominalmente, como ya dijimos antes,
figuran en muchas de nuestras Constituciones, no impregnan ni rigen la realidad
de nuestras vidas. Se trata de hacer lo posible para volver a convertir lo
nominal y formal en real, es decir poner en activo lo que es formal.
Como decía el
filósofo masón Krause la tarea de la Orden es atender a lo que es
común a todos los seres humanos en tanto que hombres completos
Se trata de volver a convertir al
sujeto consumidor, en ciudadano, consciente de sus derechos. Debemos lograr que
el hombre sea el
sujeto de su historia y no lo sea el
mercado u otros falsos dioses, pero sin olvidar que la masonería no es un
método social directo, sino un método de vocación formativa, que aplicado en
compañía, va al interior del
individuo y provoca una nueva comprensión de uno mismo y de los demás y le capacita
para percibir con todo su sentido la
realidad y por el lo encuentra un
presupuesto renovado para actuar en sociedad, desde un yo más esclarecido. Las
características que configuran al francmasón en cuanto “tipo” de la Ilustración y que debe
de servir de ejemplo a los demás, son la de un buen ciudadano preocupado por la
paz, la seguridad, la razón, la libertad, la justicia, la tolerancia, la
igualdad, la fraternidad y la solidaridad entre todos los hombres.
Se trata de convertir al sujeto
en un hombre crítico y que decida su destino individual y social desde su
autonomía y su libertad. En definitiva, convertir a los sujetos de una
sociedad, en hombres respetables, honorables, autónomos y críticos
No hay que olvidar nunca la
naturaleza de nuestro compromiso masónico como ya se define en nuestra
iniciación con bel las palabras del siglo XVIII, “que
el débil y el
oprimido encuentren un defensor en ti, que la patria sea salvada por ti de la
tiranía, que tu intel igencia pueda
penetrar en las leyes del mundo, que
la justicia pueda exaltar tu alma...” Hemos de enseñar a conquistar un
“arte de vivir .
Debemos aportar, como muy bien
señala Edgar Morin:
-una ética individual
-una ética civica
-una ética de espacio
Es cierto que no tenemos ni
debemos esperar utopías, pero si un camino hacia un mundo mejor, afirmando
siempre con nuestro ejemplo que el
respeto al otro, la justicia y la equidad
son fundamentales para la vida y la sociedad. Las Constituciones de
Anderson pretenden comprometer al masón a la construcción de un templo de amor
o fraternidad universal basado en la sabiduría, la fuerza y la bel leza.
No hay que olvidar que el escocismo
prepara al masón para vivir en democracia bajo el
imperio de la ley, fruto de la expresión popular.
Masonería escocista es hija de la Ilustración y se conforma
como una tradición en perpetua redefinición de si misma y hoy día está inserta
en la sociedad de lo aparente de la mercancía, hóstil al pensamiento de masones
de Newton, Montesquieu y Rousseau
No hace falta haber leído a los
situacionistas para ver la enorme brecha que separa la visión de la Masonería escocista del llamado pensamiento débil, preponderante en los
últimos treinta años, derivado de la conformación de la sociedad actual, a
saber:
- la Orden propugna la esencia,
la sociedad actual, la apariencia
- frente a la introspección que
defendemos, la sociedad exalta la apariencia
- frente al dialogo, la pasividad
- frente al debate, el fin de la intimidad.
El escocismo nos enseña que la
masonería no solo es un filosofar y un método, sino un compromiso que se consume
en una:
- Finalidad educativa
- Finalidad ética
- Finalidad constructiva
La masonería tiene que ser
simiente de bien para una época depravada, en palabras del
filósofo masón Fichte. Los masones escocistas hemos de hacer una extensión de
las prioridades masónicas a la construcción social y desarrollar en nuestras
logias de oficio y capítulos, aquel las
virtudes y vocaciones humanas que culminarán en la existencia de un ciudadano
consciente y responsable de su propio proyecto vital y de su participación en
sociedad.
Como muy bien dice Jurgen Habermas “en
lugar de imponer a otros una máxima que yo quiero sea una ley universal, debo
someter mi máxima a los otros a fin de examinar, a través del debate, su pretensión de universalidad”.
Estimo, con humildad intel ectual , que creo sinceramente que como masones
escocistas debemos llevar fuera la
Luz recibida, contando con la razón como principal
herramienta y la duda como método intel ectual,
promover una nueva Ilustración, que como dije antes, no es mas que una
actualización y profundización de los valores perennes que aportó a la
civilización la primera Ilustración, tales como.:
Tolerancia, entendida en el
mas amplio sentido volteriano de la palabra. Es nuestro valor más emblemático.
Como decía nuestro hermano Demófilo de Buen en el
año 1931, ninguna condición es más exigible a los masones que la virtud de la
tolerancia. Hemos de propugnar la tolerancia en nuestra sociedad, como búsqueda
de la multiplicación de las visiones para alcanzar la verdad en el sentido machadiano de la palabra. Tolerancia como
pluralismo social en cuanto a la reflexión y práctica de toda clase de ideas. Ya en 1737 y 1741 el
Caballero Ramsay, en su calidad de orador, había lanzado la idea de una
república democrática universal, que debía basarse en la tolerancia absoluta.
Igualdad, en el sentido
de erradicación de todo el emento
discriminatorio en todos los órdenes, es decir igualdad en la dignidad. La
igualdad es un presupuesto de la fraternidad. La masonería no desmerece el mérito y la capacidad de cada uno ( y el lo se manifiesta incluso en los grados del escocismo) pero se vincula necesariamente a la
igualdad radical de los hombres. Como dijeron los masones escocistas filipinos
en la XVII Conferencia
Mundial de Supremos Consejos “el progreso humano es nuestra causa, la
libertad de conciencia nuestra misión y la garantía de que todas las personas del mundo gocen de igualdad de derechos es nuestro
principal objetivo”. Los masones escoceses sentimos que todos los hombres
son por esencia hermanos entre si, con una consciencia de similitud como síntesis
dialéctica.
Libertad, como potenciación de uno mismo, libre de prejuicios,
completamente desalentado, en una sociedad de hombres libres, ilustrados y
morales, y como potenciación de la democracia en todos los órdenes y medidas. A
través de una verdadera libertad, hemos de facilitar que los hombres encuentren
la identidad perdida. Se ha de perseguir, desde la autentica libertad, la consecución
de la verdadera autonomía y en palabras de la filósofa Adel a
Cortina, “hacer un hombre capaz de
comunicarse, capaz de compadecer.” Libertad absoluta de conciencia,
libertad de dudar. Una libertad que “causa
y no impone, sugiere sin declarar y pregunta más que responder” como dijo
Jacques Chirac en su discurso a los masones de Francia.
En la Declaración de Lausanne
de 1995 se indica que es misión de la
Orden , la propagación y defensa de la libertad de espíritu en
los límites de la ley moral para el
conjunto de los hombres. Libertad también como
fundamento del derecho y de
la vida social y política y conformadora de la misma. En palabras de Stuart
Mill “la única libertad que merece este
nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro propio camino, en tanto
no privemos a los demás del suyo o
les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el
guardián natural de su propia salud, sea
física, mental o espiritual...”
Fraternidad, entendida en
el sentido apuntado en su momento
por el Grande Oriente Español en su
circular de 16 de Febrero de 1873“La
fraternidad que se practica en el
templo entre hombres pertenecientes a diversas escuel as
políticas modera los ímpetus, suaviza los caracteres y refleja sobre el mundo exterior un rayo de inextinguible claridad
que nos alumbra. En las circunstancias actuales no basta con esto solo. Se
necesita algo, mucho más. El espíritu fraternal del
templo ha de ser la atmósfera en que siga envuel to
el masón que toma parte activa en la
vida pública; este espíritu ha de animarle en la calle, en el club, en el
Parlamento, etc”.
Universalización de la razón critica, que es pensar con autentica
libertad que “nos lleve a una revolución
cultural que transforme el espíritu
de enajenación y pasividad característico de la sociedad tecnológica y que
tenga por finalidad la creación de un hombre nuevo cuya meta en la vida sea ser
y no tener y usar” (From). La
masonería es por definición y vocación, una de las instituciones humanas mejor
habilitadas para auxiliar a este hombre libre que se busca a si mismo, usando
su razón y su capacidad crítica.
-Efectivo control del poder
por medio de una democracia auténticamente representativa, participativa y del iberativa, en la que se garantice la participación
libre e igual en el proceso de
discusión y toma de decisiones, la orientación de la comunicación en el sentido de la justificación; la ausencia de
minorías congel adas y aisladas y la
existencia de un marco emocional adecuado para la argumentación (Carlos S.
Nino).
Incitar a la progresión de una
democracia formal a una democracia real.
-Universalismo, en el
sentido expresado por el hermano
Goethe “como hombre, como ciudadano, el poeta amará a su patria; pero la patria de su
fuerza y de su acción poéticas son la bondad, la nobleza, la bel leza, que no están ligadas a ninguna provincia
especial, a ningún país especial, que él toma y forma allí, donde se
encuentra…”
-Humanismo. Es menester recrear un humanismo del
respeto, de la autenticidad, de la responsabilidad compartida, del esfuerzo, de la capacidad creadora, del amor al trabajo, de la responsabilidad social de
las empresas.
-Acentuar el
proceso de juridificación de los Derechos
fundamentales, para que se conviertan en eficaces instrumentos que limiten
la actuación del
poder.
-Realización efectiva de los Derechos humanos, consagrados en las
sucesivas Declaraciones archiconocidas, pues su aplicación aun hoy día, tiene
un gran ingrediente de conveniencia mas que un convencimiento profundo, se
aplican sesgadamente y se manipulan constantemente por el
poder
La limitación de esta ponencia
nos impide seguir desarrollando otros valores que deberíamos ejemplarizar en la
sociedad actual, tales como el
desarrollo sostenible, la necesidad de crear una nueva mitología, la
cooperación, la equidad, la justicia social, etc.
Por último es obvio que no soy
tan ingenuo para pensar que este cambio tan sustancial de model o de humanidad, se pueda intentar conseguir, sin
un cambio de paradigma y sobre todo sin una transformación profunda de las
estructuras económicas en las que el
hombre, su bienestar y su dignidad, y no el
beneficio sea el objetivo principal
En definitiva y para concluir,
hemos de tener siempre presente que si en su momento la masonería colocó al
hombre como un ser en el camino de
liberación de dogmas y le dio las
herramientas adecuadas para comprenderse a si mismo y al mundo, ubicándole entre
la escuadra y el compás , en un
momento como el que vivimos, es
momento de volver a recuperar lo que éramos y lo que propugnábamos, de lograr
que la piedra cúbica deje de ser soporte de estructuras injustas y que frente a
la materialidad que ahoga la vida humana, encontrar la palabra perdida
constituya un desafío, un reto existencial lleno de optimismo y de esperanza.
He dicho.
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