Un hermano de la Logia Sol de Levante 161 comparte este trazado:
De entre las múltiples
definiciones, se puede deducir que el objetivo de la masonería es un método perfeccionamiento
del individuo para, mediante estos individuos “mejorados”, actuar sobre la
sociedad perfeccionándola. Su objetivo es
proveer a la sociedad de miembros que se han comprometido en un proceso de “mejora
continua” y de trabajo con y sobre ellos mismos, con el fin último de renovarse
como personas para servir mejor a sus semejantes, ejerciendo una acción
indirecta sobre la sociedad a través de una acción directa sobre sus
miembros.
Las premisas para poder seguir
con éxito este proceso de perfeccionamiento deber ser el COMPROMISO, el TRABAJO
y la CONVICCION por parte del
masón, que debe asumir un proceso de FORMACION
integral y continua. Un camino que puede llegar a plantear muchas dudas al
recién iniciado; un camino que se sabe cuándo empieza pero no cuándo acaba,
quizás porque la búsqueda de la Verdad no tiene límites.
Esta formación progresiva queda
perfectamente reflejada en las respectivas herramientas de los tres primeros
grados de la masonería simbólica. Las del primer grado son para trabajar sobre
la materia tosca y en ellas predomina la fuerza manual, para ir progresando a
grados donde se trabaja con útiles más técnicos que precisan más intelecto que
fuerza.
El paulatino desarrollo de este
apasionante proceso debe convertir a la masonería en una auténtica VOCACION para sus miembros y
debe transformar a todo masón en un individuo comprometido con él mismo y con
lo que hace.
El proceso se debe desarrollar
tanto a nivel individual como a nivel de Logia, y debe ser progresivo y
simultáneo en tres ámbitos principales: INTELECTUAL,
MORAL y ESPIRITUAL.
AMBITO INTELECTUAL:
“La curiosidad
intelectual es la negación de todos los dogmas y la fuerza motriz del libre
examen”.
José Ingenieros (1877-1925) Filósofo y
psicólogo argentino.
Se llevará a cabo fomentando la
inquietud y la búsqueda de conocimiento por la vía del estudio, la investigación
y principalmente de la reflexión en áreas como:
-
El Ritual y el Simbolismo como herramientas
básicas de la masonería simbólica. Su puesta en práctica en las Tenidas y su
comprensión a título individual deben ser indispensables, así como la
profundización en el significado de las múltiples enseñanzas que se ofrecen a
través de los símbolos.
- La Organización e Historia
de la masonería para conocer la estructura y funcionamiento de las logias, las obediencias,
los ritos, los oficios, los cargos, etc., así como los orígenes e historia de la Orden
para comprenderla. Es preciso saber de dónde se viene para saber quién se es.
- Sus Bases
Filosóficas, para conocer las corrientes de pensamiento que forman sus
principios, como son el hermetismo, la cábala, la alquimia, los rosacruces, la
filosofía clásica, las doctrinas y variantes religiosas, etc.
“Daría todo lo que sé,
por la mitad de lo que ignoro”.
René Descartes (1596-1650)
Filósofo y matemático francés.
AMBITO MORAL:
Desafortunadamente, al ser
humano le cuesta pensar y esforzarse en vivir como él mismo propugna. El acceso
a la ingente cantidad de información y conocimientos disponible en la
actualidad, se ve compensada con la escasa capacidad para procesarla
adecuadamente.
Para que los conocimientos y
valores que se van adquiriendo demuestren su efectividad se deben poner en
práctica, y el perfeccionamiento moral debe
ser consecuencia de dicha aplicación práctica. Conceptos como libertad,
igualdad, fraternidad, justicia, caridad, solidaridad y tantos otros que se
repiten constantemente, deben definitivamente adquirir nuevos valores para el
masón.
“La inteligencia
consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los
conocimientos en la práctica”
Aristóteles (384
AC-322 AC) Filósofo griego.
Según
lo dicho hasta ahora, se podría deducir que cualquier especialista en filosofía,
teología, simbolismo, etc. que además poseyera ciertas convicciones y valores
morales, debería pasar automáticamente a formar parte y considerarse un masón. Debe
haber algo más que marque la diferencia entre estas facultades y la masonería, y
ese algo es su vertiente espiritual e iniciática.
AMBITO ESPIRITUAL.
Tradicionalmente se ha
relacionado todo lo referente al espíritu con las doctrinas religiosas, con la
relación del hombre con Dios, con la salvación del alma, etc.
No es fácil definir un concepto
tan amplio y abstracto como la espiritualidad. A grandes rasgos, es una
búsqueda del sentido de la vida que se consigue mediante la capacidad de
conectar con el yo interior para formar un equilibrio entre cuerpo y mente. Es
una toma de consciencia de uno mismo hasta sentir que existe algo más allá de
lo tangible y que está dentro de cada uno de nosotros sin excepción.
“Sólo el conocimiento
que llega desde dentro es el verdadero conocimiento”.
Sócrates (470
AC-399 AC) Filósofo griego.
Sin
el conocimiento e interiorización apropiado del valor esotérico del simbolismo
y del ritual, las ceremonias masónicas están vacías de sentido como cualquier
religión exotérica. No debemos olvidar
que la masonería es la principal heredera y transmisora en occidente de las primitivas
corrientes esotéricas e iniciáticas, de esas realidades cosmogónicas y
metafísicas emanadas de la Tradición Primordial y de las antiguas escuelas
de misterios, es decir, de ese
conocimiento oculto que ha acompañado a la humanidad desde los tiempos más
remotos, en que algunos han despertado a una llamada interior inspiradora que
los ha llevado hacia una vía espiritual en busca del conocimiento de sí mismos
y que les ha supuesto un cambio de conciencia gradual e irreversible.
Esta realización espiritual o alteración
del estado de percepción es lo que conduce a la “gnosis”, esa antigua vía de
conocimiento que tuvo sus inicios en Babilonia y Egipto, que fue desarrollada por
los cabalistas judíos y los alquimistas medievales, y que es herencia y
responsabilidad de los masones del siglo XXI mantenerlo como el principal signo distintivo de nuestra
Orden frente a otras opciones espirituales.
“Lo que quiere el
sabio, lo busca en sí mismo; el vulgo, lo busca en los demás”. Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino.
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